qué más se puede pedir...

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domingo, 10 de noviembre de 2013

¿Quién soy yo?

Delfines, loros, tiburones y monos. Muchas anécdotas que recordar de estos 19 años de vida pero solo os contaré una. Todavía me acuerdo cuando fui hace ya 10 años con mis padres a República dominicana y nos sorprendió que el techo del aeropuerto fuese de paja. Además todos los trabajadores, que eran especialmente amables, con una sonrisa en la cara se ofrecían a ayudarnos. El viaje acababa de comenzar y ya solo la llegada nos transmitía muy buenas vibraciones. La verdad es que fue uno de los mejores viajes que he hecho con ellos. Por cierto, no, no tengo hermanos, soy hija única, por eso, siempre viajamos los tres, y no, no es aburrido como muchos pueden pensar. Da igual que vayamos a esquiar, a la playa... la experiencia siempre es genial.

No he hecho grandes cosas ni logrado méritos de los que estar orgullosa en mi vida, claro que solo tengo 19 años y toda una vida por delante. Lo que sí que he hecho es disfrutar del tiempo y conocer. Me encanta viajar. No sabría decir si me gusta más ir de viaje con mis amigas o con mis padres, bueno supongo que es totalmente diferente.

Bueno creo que ya va siendo hora de que me presente. Me llamo Sara Fulgencio pero todo el mundo me llama Sara. Nací en San Sebastián, o eso dicen mis padres porque a decir verdad yo ni siquiera me acuerdo. Debió de ser un martes, un día soleado. Risueña, cariñosa y feliz con tal de tener entre mis manos un regaliz, una muñeca o mi conejo de peluche que me regaló mi tía nada más nacer…Así era yo de pequeña.
Con 15 años recibí una de las mayores alegrías: mis padres me regalaron la moto que les llevaba pidiendo un año. ¡Anda que no insistí para que me la compraran! Se me pone la piel de gallina al recordar aquel día. Era el día de mi cumpleaños y yo como siempre me tomaba el desayuno a toda prisa para ir andando al colegio. Aquel día mis padres me acompañaron al portal, cosa que nunca hacían pero tampoco me sorprendió, y cuando giré el pomo y baje el peldaño de entrada vi la moto. Estaba allí, quieta, esperándome..

Estudié en el colegio Sagrado Corazón Mundaiz Ikastetxea de San Sebastián y allí conocí a gente muy variopinta. Aprendí muchas cosas a nivel académico pero también a nivel personal. Conocí a gente que me ayudó a moldear mi personalidad y  de las que aprendí mucho. Esas personas tienen gran parte de culpa o de responsabilidad de que yo sea hoy tal y como soy, porque dejaron huella en mí y es algo que les agradeceré eternamente. Pasé allí una buena etapa acompañada de grandes recuerdos. Un recuerdo de esta etapa de mi vida en el colegio que nunca se me olvidará, fue el viaje que hicimos a Polonia mis compañeros de clase y yo. Un intercambio de inglés a Polonia ¿lógico verdad? Fueron realmente increíbles los días que pasamos juntos los estudiantes polacos y nosotros, intercambiando diferentes estilos de vida y diferentes formas de ver las cosas. Además tuvimos la oportunidad de visitar el campo de concentración de Auschwitz y conocer más detalladamente la dramática historia que sufrió este país.

El año pasado vine a Pamplona para estudiar Enfermería en la Universidad de Navarra. Recuerdo que los primeros días tenía un sentimiento extraño, era una mezcla de emoción y nerviosismo.
Soy de esas personas que son extremadamente abiertas, que no se callan nada de lo que piensan, que hablan sin ningún problema, sin cortarse, y sobre todo, sueltan bromas, vaciles y risas constantemente.








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