Los
jóvenes de hoy en día presentan semejanzas respecto a los jóvenes de antaño.
Vivimos en una sociedad en la que todos necesitamos sentirnos en compañía. No
queremos conocer la soledad, le tenemos miedo y por tanto, nos mostramos
reacios hacia todo aquel que se comporte de manera diferente a la nuestra, a la
preestablecida por todos.
Desde
que nacemos se nos acostumbra a estar rodeado por la gente de nuestro entorno
que más nos quiere. Y es que son ellos, nuestros padres, nuestros tíos, en general la familia y amigos,
quienes se encargan de nosotros en el sentido de acogernos en el seno de la
amistad y el cariño. Gracias a nuestro entorno, tenemos seguridad y confianza.
Dejamos de lado la soledad y arropados y aceptados por un conjunto de personas
llamado: sociedad.
Hoy
en día los jóvenes, experimentamos un temor al compromiso y a las ataduras. Porque
aunque tengamos la necesidad de sentirnos en comunidad para estar más seguros,
tenemos miedo de no poder desprendernos de las ataduras y querer desentendernos.
Los
jóvenes, ante la incertidumbre de sentirnos diferentes, buscamos cualquier
momento para seguir estableciendo
vínculos y conseguir así integrarnos dentro de un grupo cada vez mayor de gente.
Lo que sí que ha cambiado es la manera de entablar una relación con alguien y, es
que hoy en día priman las redes sociales como medios de interacción y
conocimiento mientras que antes era más común el cara a cara. Como todo, el uso
de estas nuevas herramientas tiene sus aspectos positivos y negativos pero es
algo que no nos concierne de momento.
La
personalidad y formas de ser de muchos jóvenes, se ve frustrada como
consecuencia de la voluntad de querer ser como los demás y por tanto dejar de
lado los rasgos individuales de cada uno, así lo dijo también Jaime Nubiola
alegando que para los jóvenes “ser normal” es siempre actuar como los demás. Muchos
jóvenes ocultan sus diferencias personales porque necesitan ser aceptados por
sus iguales.
Tendemos a decir y a catalogar a todos aquellos que no
siguen la corriente. Esas personas que se
diferencian por ir a contracorriente, rápidamente se les define como
extravagante, excéntrico o lo que es lo mismo friki. Se les etiqueta por el
mero hecho de no actuar, de no decir lo mismo que diría el resto de personas.
En la actualidad, tenemos
alcances tecnológicos y fuentes de conocimiento que nos permiten conocer una
gran cantidad de cosas, pero no todos conocen lo que es la verdad de las cosas,
de la vida. Aquellos que se muestran incapaces de buscar la verdad de las cosas
y de la vida son porque padecen la
pereza. Son personas perezosas en el ámbito del trabajo, que se conforman con
lo mínimo, buscan el máximo beneficio con el mínimo esfuerzo. Y es que hay veces que se necesita mucho
esfuerzo para conseguir conocer y hay quienes no están dispuestos a esmerarse.
Nos han hecho vivir en
una especie de burbuja de la que dependemos íntegramente. Esta dependencia
puede, y en ocasiones ocurre, suponer o conllevar un problema ya que nos separaría
poco a poco de nuestra vida cotidiana Con esto quiero decir que la dependencia,
y ahora hago alusión a cualquier dependencia,
contrae consecuencias. Por ejemplo; antes hemos visto que las redes
sociales están en auge hoy en día y que un gran número de personas lo
utilizamos como medio de conocimiento y de interacción, pero lo que no hemos
explicado es la adicción que crea. Con esto quiero decir que cada vez es más
frecuente ver a un joven delante de la pantalla del ordenador subiendo fotos a
internet o chateando con algún amigo, o grupos de amigos sentados en una
terraza de un bar con sus móviles de última generación en sus manos sin ningún
tipo de conversación entre ellos. Por tanto, estas herramientas crean una
cierta dependencia en algunas personas. Además, también podemos poner el
ejemplo de buscador como Google o Yahoo en los que con un simple clic tenemos a
nuestra disposición una gran cantidad de información (trabajos, imágenes,
noticias, reportajes...).
Esta dependencia de las
redes sociales ha llevado a que haya jóvenes vagos y cómodos. Y es que estos
nuevos jóvenes han nacido rodeados por nuevas tecnologías y en una sociedad en
la que el bienestar está más que asentado. No conocen la mayoría de ellos lo
que significa el esfuerzo y en consecuencia tampoco la recompensa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario